martes, 18 de febrero de 2014

Capítulo 6: "Te quiero".

-¿Quién es?-susurró Zayn cubriendome. Protegiendome.
-¿Qué haces aquí?-rió aquel chico que recordaba perfectamente.
-La pregunta es, ¿qué haces tú aquí?¿No te habías ido?-pregunté yo sin entender nada. Me imagino cómo estaría Zayn.
-He vuelto-sonrió él travieso.
-¿Por qué?
-Te hechaba de menos, tonta.-dijo él revolviendome el pelo como si fuera un perro. Zayn cogió fuertemente su brazo y se puso en frente mía.
-Déjala en paz-dijo.
-No hace falta, Zayn..-susurré en su hombro. No era necesario que lo hiciera. Él podría pegarle y dejarle en el suelo sin piedad a Zayn, y no quería que eso pasara.
-Ya veo que tienes a un guardaespaldas que te protege, ¿no es así?-preguntó él soltando una risa sarcástica.
-Sí, ¿tienes algún problema?-saltó Zayn. En serio se estaba buscando una buena de parte de él. Sabía que no se controlaba y cuando lo enfadaban era capaz de todo.
-Eh, blancucho, no te alteres eh, aquí somos todos amigos.-dijo.
-Tú y yo no somos amigos.
-¿Ah sí?¿Quieres ir por ese camino?
-Eres tú el que ha venido aquí y busca que le revienten la cara-dijo Zayn.
-Zayn, no hace falta que...-pero era tarde. Zayn ya había recibido un puñetazo en la mejilla que hizo que sangrara.
-No te hagas el chico fuerte cuando no eres nada.-dijo aquel chico de pelo castaño y ojos verdes con la luz del sol y con un tono amarillo por la tarde. Merecía irse al infierno.
-Déjenlo ya. Basta.-pedí una vez más. Si seguían iban a acabar mal. Los dos.
-No te metas-exclamó.
Zayn no se quedó quieto y golpeó la cara de él en menos de un segundo y lo dejó en el suelo. Pero, ninguno de los dos se daba por vencido. ¿Por qué tanto interés en pelearse?
-¡Ya está he dicho, paren!-grité. Era como invisible. Ninguno de los dos me escuchaban.
-Lo hago por tí-dijo él levantandose del suelo y miró a Zayn con mala cara tocando la herida que le había hecho en la mejilla. La tenía bien merecida- Esto no acaba aquí.
-Venga, estaré esperando.-dijo Zayn. Aquel chico que creía haber quedado en mi pasado, se iba. Pero algo me decía que esto no había terminado. Que esto no sería tan fácil para nosotros. Que ahora que había vuelto, ya nada sería igual para ninguno de los dos. Había vuelto, y esta vez, más fuerte que nunca.

-¿Estás bien?-le pregunté quitandole con un pequeño pañuelo de mi bolsillo las manchas de sangre que tenía en la mejilla.
-Sí, estoy bien-contestó.- ¿Quién era ese tío?
-Un chico de mi infancia..-me limité a contestar. No quería que él supiera todo lo malo que me hizo pasar aquel chico. Fue horroroso. Creía que me había librado de él cuando se marchó con su madre. Pero no sé por qué, ha vuelto y ahora, no sé qué hacer.
-¿Cómo se llama?-siguió insistiendo.
-¿Por qué quieres saber más sobre este tema?
-Bueno, supongo que somos amigos y quiero que me cuentes por qué ese chico te trata tan mal. Te protegeré siempre, ¿recuerdas?-preguntó mirandome fijamente. Era más alto que yo, pero aún así podía ver como me sonreía.
-Cody.-contesté.
-¿Era amigo tuyo desde pequeña o qué pasó con él?-preguntó él.
-No exactamente. Estabamos juntos en clase. Él era como el chico perfecto para todas mis compañeras, siempre andaban detrás de él. Eramos amigos desde la guardería, pero el orgullo le hizo pasar una mala jugada. Empezó a creer que era el más guapo de sus amigos, luego de la clase y luego del colegio. Se reía de mí, me insultaba. Sus amigos llegaron a pegarme y una vez llegó a burlarse de la muerte de mis padres.
-Ese idiota. Le odio. Ya sabía yo que era una persona horrible. ¿Cómo puede reírse de tí? Y menos de la muerte de tus padres. Eso es no tener corazón.
-Espera, hay más.- él asintió y me dejó seguir- Una vez llegué a tener una amiga, y desde que empezó a salir con ella, dejó de serlo. Pero eso fue cuando eramos más pequeños. Desde entonces no suelo hablar con nadie.
-¿Y por qué se fue?
Era el típico chico al que se le daban genial los deportes. Lo llamaron para una liga de baloncesto en Londres y se mudó allí con su madre. -explicé.
-¿Y su padre?
-Están separados.
-¿Y por qué ha vuelto?
-Seguramente habrá terminado la liga o sólo quiera volver para hacerme la vida un asco.
-No te preocupes, siempre me vas a tener a tu lado. No te va a hacer daño.
-Eso es lo que tú crees, Alejandro es fuerte. Demasiado fuerte, si vuelven a pelearse, no va a poder controlarse. Puede que alguno de los dos acabe mal, y puede que ese, seas tú.
-No pasará nada. Si es por protegerte a tí, no me importa.-dijo cogiéndome de la mano suavemente. Su mano era delicada, suave. La sensación de volar estaba ahora sucendiendo en mi vida. Parecía como si estuvieramos volando en una nube. Él acercó su cara chocando su frente con la mía y sonrió soplando un poco de aire por su nariz. Su sonrisa era definitivamente mi droga. Veía como se acerca y ...
-Se está haciendo tarde-dije interrumpiendo aquel hermoso momento.
-Es verdad. Lo siento. Vámonos.- dijo él. La había fastidiado. Pero, sentía miedo. Mucho miedo. Era demasiado pronto, no quería ilusionarme con algo que mañana podrá estar en mi contra. ¿Y si todo lo que me dice es sólo para enamorarme?¿Y si se va como Alejandro o termina odiándome cómo él?. Muchas preguntas invadían mi mente y ninguna tenía una respuesta aún.
Después de unos cuántos minutos, conseguí llegar a mi portal. Me paré en frente de él, para subir las escaleras hacia la puerta pero él me interrumpió.

-Raquel-me llamó Zayn.
-Dime-dije dándome la vuelta para poder verle.
-Perdón.
-¿Perdón?¿Por qué?
-Sí, no debería de haber precipitado las cosas.
-No pasa nada. Es que no estoy acostumbrada.-dije haciendo unas pausas en algunos momentos de la frase.
-Entiendo-dijo suspirando.- Nos vemos mañana.
-Claro, adiós Zayn.
-Adiós Raquel.

Me despedí y entré a mi casa. Estaba cansada. Todo estaba pasando demasiado rápido para mi gusto. Pero ahora me esperaba lo peor. Mi tia.

-¿Raquel?¿Eres tú?-preguntó ella desde el salón.
-Sí, soy yo.
-¿Por qué has llegado a esta hora?-preguntó. ¿Y ahora qué le decía?, si le decía que había estado con Zayn, estaría muerta. No por ser él, si no por ser un chico.
-Es que...
-La verdad, jovencita. No quiero excusas inventadas.
-He ido con un amigo a un descampado.-contesté. Sabía que estaba corriendo el riesgo de que mi tía me partiera la cabeza en dos. Pero, no quería mentirle.
-¿Con un amigo?-preguntó ella. Yo cerré los ojos, me esperaba lo peor. Pero al abrirlos, me encontré con ella en frente mía, estaba calmada. No me esperaba para nada ese comportamiento de mi tía. -¿Por qué cierras los ojos?
-Me pensaba que me ibas a pega...
-¿A pegar?
-Sí- tragué saliva y la miré un poco aterrorisada.
-No, no voy a pegarte. Bueno, ¿y quién es ese chico?-preguntó ella interesada. Esto me parecía demasiado raro como para ser real.
-Se.. Se llama Zayn.-dije.
-¿Aquel chico que estuvo contigo en la comida de navidad?-yo asentí con la cabeza.- Es bastante guapo- sí, lo era. Yo reí por lo bajo.
-Supongo que sí.
-Bueno, vete a bañarte.-dijo mi tía. Estaba cambiada. No sé, más dulce.

Y así lo hice, me bañé y luego, me puse a hacer los deberes que habían marcado de literatura y matemáticas. Odiaba las matemáticas, aún sigo preguntandome que para qué me sirve saber cuál es la raíz de 16.
Pasaron las horas, y llegó la hora de irme a dormir, así que me despedí de mi tía y de Sam y me acosté.

|| Al día siguiente. ||

Me despertó mi vieja y ruidosa alarma. Me daba mucha pereza levantarme de la cama a estas horas, pero lo hize. Me lavé los dientes, me vestí y corrí a desayunar. Allí, tuve una corta conversación con mi tía y me despedí de ella y de Sam para salir corriendo al colegio, al que llegaría tarde.

Y así es, ya la señorita estaba dando álgebra y lo único que no quería es ser la atención de las miradas de la gente así que cogí asiento. Las horas pasaban lentamente sin piedad una tras otra. Era un infierno.
Pasó la media hora del recreo y no había visto a Zayn por ningún lado. ¿Dónde se había metido?¿Estaría castigado o estaría malo en su casa?. Era muy raro que haigamos estado ayer juntos y no hubiera venido a clase.

-Raquel.-exclamó Natalia, una de las mejores amiga de Valentina.
-¿Qué pasa?
-¿Lo has oído?, Zayn y Alejandro se están peleando en frente del baño de chicos.
-¿Qué?-exclamé aún sin creermelo.
-Sí.

Corrí inmediatamente hacia aquella dirección que ella me había dicho antes. Estaba desesperada. ¿No le había dicho a Zayn que no se acercara más a él?. Cody no mentía cuando dijo que eso no acababa a mí. Pero seré yo la que ponga punto y final a este asunto. No quiero que ninguno de los dos salga herido, ni por mí, ni por nadie.
Ví como Zayn estaba tirado en el suelo y Cody pegaba su mejilla sin ninguna compasión. No podía ver esto.

-¡Parad!-grité en medio de aquel montón de gente reunida sólo por verlos pelear. Los dos chicos tirados en el suelo, me miraron sorprendidos por aquel grito y pararon de golpearse en un instante.
-Raquel..-me llamó Zayn al verme.
-Te dije que te mantuvieras lejos de él.- le dije.
-Lo sé pero...
-No, no quiero hablar más de esto.
-Ves Raquel, no te hace caso. Deberías dejar a ese inútil tirado. Seguro que él ya ha dejado tiradas a muchas en este mes. -se entrometió Alejandro detrás de nosotros.
-No le escuches. Sólo quiere hacernos enfadar, Raquel yo...
-Pues lo ha conseguido.

Quería marcharme ya de aquel sitio. No quería verle, no sabía por qué. Bueno, realmente, me había defraudado, me había decepcionado. Y sí, sé que no tiene por qué hacerme caso. Pero le dije perfectamente que no debería de haberse metido con él. Le dije que acabaría mal. Pero, se ve que no me hace caso. Y sí, también sé que no debe de hacerme caso, porque no soy su madre ni nadie de gran autoridad sobre él, pero me importa que esté bien y que no le pase nada. Y sí, han oído bien. Me importa.

domingo, 16 de febrero de 2014

Capítulo 5: "Te quiero"

-¿Qué?-pregunté incrédula. ¿En serio acababa de pedirme que le besara?¿Él a mí?
-Perdona. No quería incomodarte para nada.- contestó él inmediatamente.
-No, no. Solo que no me esperaba...
-Sí, lo sé.
-Bueno, mejor me voy-dije yo dandome la vuelta para seguir mi largo camino hasta casa. A la cuál no quería llegar, seguro que mi tía me tenía preparada unas cuántas tareas para hacer durante la tarde.
Sentí cómo delicadamente tomó mi brazo, lo que hizo que no pudiera seguir caminando. Me giré y pude ver sus hermosos ojos mirándome fijamente. ¿Era un sueño?
-Espera-me pidió con una sonrisa traviesa en su rostro. -Quédate.
-Tengo que irme. Mi tía me estará esperando. Lo siento.
-¿Y qué pasa?, seguro que puede esperar, ¿no?-insistió él. Tramaba algo. Aquella mirada no era muy típica en chicos como él.
-¿Qué estás pensando?-pregunté con una sonrisa en mis labios.
-Quiero que sea una sorpresa, así que, si me haces el amable favor de seguirme.-dijo con una voz amable simulando ser todo un caballero agarrandome de la mano.
 -En serio, tengo que ir a mi casa. Mi tía me matará si llego tarde.-y no mentía. Volvía a llegar tarde como aquella vez y sería carne para los perros.
-Tú espera aquí.-pidió. Y así lo hize, suspiré resignada y esperé en medio de la acera a que él viniera. No venía y yo me desesperaba. ¿A donde diantres iría?
De la nada aparecen detras mía apoderandose de mi visión y tapando mis ojos con una fina toalla.
-¿Zayn?
-Sí, soy yo-rió detrás mía. Lo que me dió confianza.
-Me das miedo.
-No tengas miedo. No hay nada que temer.- dijo y tomó mi mano. Eso hizo que miles de emocionos corrieran por mi estómago de una manera inesperada. Corrían mariposas de un lado a otro y sentía como mis mejillas comenzaban a arder.
-No veo nada, Zayn.
-Esa era la intencion.-rió más fuerte. Aún sin ver nada, su risa hacía que confiara en mí misma. Me ayudaba a pensar que nada malo iba a pasar. Con él, estaba segura.
Caminamos durante un largo camino, mis pies se estaban cansando. Pero, por más que le preguntara dónde estabamos, él insistía en que sería sorpresa.
Destapó la pequeña toalla de mis ojos y los abrí delicadamente como si fuera la primera vez que los abría y pude ver aquel hermoso paisaje. Era un descampado, encima de una colina. Podía ver como el sol nos alumbraba desde allí arriba y sentir como el viento chocaba contra mi cabello. Se sentía tan bien. Era una sensación indescriptible.
-Zayn, es precioso.-me limité a decir. Cerré mis ojos y me concentré en mi respiración.
-Sabía que te gustaría.
-Me conoces muy bien cómo para solo haber hablado conmigo unas semanas.-dije.
De repente, siento como unas fuertes manos sujetan mi cintura elevandome casi al cielo. Abrí los ojos inmediatamente, buscando a aquel culpable que había interrumpido aquel momento. Y era él, con aquella perfecta sonrisa nadie podía enfadarse con él.
-Zayn, bájame.
-¿Y si no quiero qué pasa?-reía él. Sus fuertes brasos alrededor de mi cintura me hacían sentir protegida aunque estuviera al menos a un metro del suelo.
-Por favor, Zayn bájame, es peligroso-pedí una vez más. Era un cabezota.
-Me gusta lo peligroso.
-¿Y quieres que me mate, no?-pregunté.
-No, eso es lo último que quiero.
-Pues eso va a pasar si no me bajas ya.
Y me obedeció me dejó en el suelo suavemente y pude sentir como mis pies pisaban el suelo, como debía ser. Él volvió a reírse, lo que provocó una risa por parte mía y sin motivo alguno, acabamos los dos riendo en aquella colina.
-¿De qué nos reímos?-pregunté.
-De que eres una cobarde.
-¿Yo?¿Una cobarde?, serás tú una mala persona que hace pasar miedo a la gente encima de una colina.
-Yo no soy mala persona.
-Sí lo eres, admítelo.
-No lo soy, admite tú que eres una miedosa.
-¿Miedosa, yo?, he visto Scary Movie cinco veces. Supéralo.-dije.
-Pues yo ayudo a las personas necesitadas.
-¿En serio?-exclamé enternecida.
-No, pero quiero hacerlo-rió a carcajadas y al rato, después de haberle mirado mal, no pude evitar hacerlo yo también.
-Eres un idiota.
-¿Volvemos a empezar cómo hace un rato?
-No, gracias-reí.
-Pues yo aún sigo esperando ese beso-dijo él.
-¿Ah sí?, sólo si me coges-dije esta vez yo y comenzé a correr colina abajo. Él me persiguió. Pero admitamoslo, era más rápido que yo. Caímos colina abajo los dos juntos y acabamos tirados en el cesped. Los dos. Con el sol alumbrando nuestras caras. Él me sonrió y yo hize lo mismo. Apoyó su cabeza en su hombro y nos miramos. El silencio reinaba entre los dos.
-Eres hermosa.-dijo él. Podía escuchar perfectamente el ruido de su respiración y el de la mía. Cuando decía este tipo de cosas, el corazón se me paraba y la mente se me bloqueaba. Nunca sabré qué responder a estas cosas. Si supiera lo perfecto que es él para mí.
-Supongo que me mientes.
-Nunca haría eso. Eres hermosa.
-Vuelves a mentirme.
-No te miento. Yo soy feo.
-No eres feo.
-Ahora la mentirosa eres tú-dijo él mirandome.
-Nunca sería capaz de mentir a alguien.
-Pues creéme cuando te digo que nunca había visto a nadie como tú.
-¿A nadie tan fea?
-A nadie tan perfecta.-dijo con una sonrisa dulce en sus labios. Sus ojos me decían que no me mentía, que me decía la verdad. Sus ojos me transmitían la confianza que nunca nadie me había expresado y que tanto necesitaba.
-No hay nadie perfecto en el mundo.- dije. Pero yo sabía perfectamente que eso era mentira. ¿Y sabéis por qué?, por que hace unas semanas, pensaba justamente eso. Pero luego, me sonrió, y hasta ese momento, ya no sé qué pensar.
-Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
-Sí, lo es. Nadie es perfecto. Todas y cada una de las personas tienen fallos y cometen errores. Es imposible que nadie nunca los cometa. Es algo que ocurre y ya está.
-Pero los fallos y los errores hacen la persona que eres. Y así como eres, eres diferente a las demás.
-¿Eso es malo, no?
-Al contrario. Significa que nunca ví a nadie como tú. Que últimamente lo único en lo que piensan las chicas de hoy es en creerse mejor que las demás cuando en realidad no son nada. Que creen que insultando a las demás personas, son mejores que ellas. Que creen que pueden poner una etiqueta a la vida de las demás personas. Y no es así. Y tú eres diferente, eres tímida, callada. Esa chica que se hace la fuerte, aunque sea más frágil que un jarrón de cristal. Crees que la gente siempre va a intentar romperte. Pero lo que no sabes es que ahí voy a estar yo, para que nadie lo haga. Así que cuando estés cansada, cuando sientas que no puedes más. Cuando creas que nada vale la pena. Aquí estoy yo. Porque nada ni nadie, va a quitarte esa sonrisa, ¿entendido?

¿En serio me estaba diciendo esto?, júrenme que esto no es un sueño y que dentro de unos segundos despertaré. Jurádme que por fin en toda mi vida, me estaba pasando algo bueno. Y que nunca se va a ir. Decidme que mañana él seguirá aquí conmigo, porque es lo que necesito. Sé que lo conosco desde hace poco, pero solo hace falta que te diga todo esto, para quedarse adicta de su perfume,  y de su sonrisa. Así que decidme, que esto es real. Porque es lo que necesito.

-No sé que decir, Zayn. De verdad, me has dejado sin palabras.
-No hace falta que digas nada, sólo quería que lo supieras.
-Gracias de verdad-dije sonriendo. Él hizo lo mismo.
-Bueno, creo que ya va siendo hora de que nos vayamos. Tu tía se va a enojar bastante contigo.-dijo él ayudandome a levantarme.
-Por culpa tuya.
-¿Culpa mía?
-Sí, fuiste tú el que me trajo aquí.
-Tienes razón, pero admite que te encantó venir aquí.
-Lo admito-dije mirando el sol, aún seguía brillando. Tan fuerte como siempre. Ojalá fuera tan fuerte como él y pudiera siempre estar alumbrando a los demás. Ojalá.
-Siempre venía aquí con mi hermana. Nos acostabamos en el cesped y mirabamos las nubes.-dijo él. Pude ver como escondió con su mano una lágrima salir de sus ojos rápidamente.
-No llores.-pedí mirandole fijamente.
-Es que..
-Es que nada. No quiero que vuelvas a soltar una sola lágrima de esos hermosos ojos que hacen que me ponga nerviosa cada vez que te veo, ¿de acuerdo?-dije inmediatamente sin darme ni siquiera cuenta de lo que estaba hablando. ¿En serio había dicho yo esa cursilada?
Él me miró sorprendido. No se esperaba que le hubiera dicho eso. Y yo tampoco. Le había dicho en pocas palabras que me encantaba la manera en que miraba, ¿o no?
-Raquel...
-No, no hace falta que me digas que la acabo de fastidiar.
-No era eso, es que no me esperaba que dijeras..
-¿Qué dijera eso?, ya, yo tampoco quería decir eso.
-¿Entonces no...?
-No. Bueno. Sí. A ver, no sé explicarlo.
-Puedes hacerlo. Sólo quiero saber si lo que acabas de decirme, era real.
-¿La verdad?
-Tú misma dijistes que no serías capaz de mentir.
-Es... Es real.
-Bien.-dijo.
-¿Bien?-pregunté sin entender aún.
-Sí, bien. -sonrió él. Esa sonrisa conseguía que se me olvidara todo. No sabía por qué, ni cómo, pero conseguía que todo pareciera una sonrisa. Me estaba haciendo adicta de su sonrisa.
-¿Bien por qué?
-Por que aún no te he dicho una cosa. Y no sabía si decirtela ahora o cuando pasara más tiempo.
-Dímela. -dije nerviosa. ¿Qué querría decirme?, seguro que me diría que no querría verme más o algo por el estilo.
-¿Raquel?¿Qué haces aquí?-preguntó alguien detrás de Zayn. Los dos nos dimos la vuelta sin pensarlo dos veces. Pero... ¿Qué hacía él aquí?

martes, 4 de febrero de 2014

Capítulo 4: "Te quiero"

Me dijo su nombre, sinceramente, nunca había escuchado aquel extraño apellido. Pero, no me enteraba de lo que estabamos hablando ahora mismo, ya que solo me fijaba en su sonrisa. No sabía cómo, tampoco sabía por qué, pero aquella sonrisa hacía que sintiera algo que nunca había sentido desde que llegué al mundo. Mis padres me hablaban de esto cuando era pequeña. Me decían que algún día llegaría alguien que me hiciera feliz, algún chico que quiera verme sonreír y se atreva a dar la vida por mí. Ese chico parecido al de mi cuento de hadas que siempre había soñado.
Pero, ¿y si no es él? ¿y si es uno de esos chicos que enamoran a las chicas para hacerlas sufrir luego? ¿y si algún día me hace sufrir?. No, no quiero volver a sufrir, quiero pasar página y tener al menos un motivo por el que sonreír cada día, una persona que me de motivos para no volver a llorar. Lo conozco desde hace casi dos días, y se puso a mi lado, preguntandome cómo estaba, haciendome sonreír por primera vez en siete años. Pero, no quiero ilusionarme, no quiero creer en algo que algún día puede dejar de estar a mi lado. Porque aprendí que lo que una vez estuvo a tu favor, mañana puede estar en tu contra.

-¿Y qué hay de tí?¿Qué hay de tu vida?- me preguntó mirándome a los ojos, haciendo que despertara de mis pensamientos y volviera a la realidad.
-¿Qué?¿De mí?-le respondí con una pregunta.
-Sí, te estoy hablando a tí, tonta-rió con aquella hermosa sonrisa.
-Sí, claro, pero, ¿por qué preguntas?-dije intentando esquivar aquel tema. No querñia que supiera más de mi asquerosa historia.
-No sé, quiero saber más sobre tí, somos amigos, ¿no?
-Sí, eso. Amigos.. -suspiré. Sabía perfectamente que solo quería ser mi amigo, en fin, nunca me han dicho nada bueno sobre mi aspecto, solo se basan en pequeños insultos a los que no les pongo mucha importancia.   Bueno, sin contar las veces que mi padre solía decirme que era la niña más bella de todas.
-¿Estás bien?¿Te pasa algo?-preguntó interesado por mi estado de ánimo. Pero, en realidad, sabía que no le importaba.
-Sí, estoy bien- contesté intentando parecer convincente.
-¿Y por qué no quieres contarme nada sobre tí ni sobre tu vida?-insistió. Me había pillado, ¿por qué no quería contarle nada?, sinceramente, la respuesta solo la entiendo yo. No puedo dejar que sepa mi historia y se haga mi amigo solo por darle pena. No quiero aparentar ser la pobre chica débil, por que así, es como más te daña la gente. Creen que eres frágil, y te ven una presa fácil. Así que, quiero que me vean como la típica mujer fuerte, que puede superar cualquier cosa. Aunque sea mentira.
-Pues porque nos conocemos desde hace muy poco y no tengo por qué contarte lo que pasa o deja de pasar en mi vida, ¿entendido?, no comprendo por qué tanto interés en mi vida si solo soy una más, solo somos "amigos"- exclamé sin pensarlo y corrí rápidamente hacía mi casa. No quise mirar hacía atrás, ni siquiera avisé a mi tía, solo quería huir de ese lugar lo más rápido posible.

Recogí las llaves de mi casa en la maceta del porche, y abrí la puerta. Sin pensarlo dos veces me tiré en el suelo para abrazar a Sam, el cuál me estaba esperando allí. Él siempre estaba allí, a mi lado. Nunca me ha fallado. Nunca le importó mi historia, ni quien era, ni de dónde venía. Siempre estuvo ahí.
Me senté en mi vieja cama de mi oscura habitación intentando parar de llorar, pero mis lágrimas no paraban de salir de mis ojos. Era incontrolable. Había quedado como una idiota delante de una persona que por fin, en tanto tiempo, había hecho que sonriera. Había quedado como una imbécil, delante de la persona que hizo que sintiera algo diferente de lo que estaba acostumbrada. ¿Amor?, No, imposible.

-¿Y ahora qué hago Sam?, no puedo volver atrás en el tiempo, pero, si lo hiciera, tampoco le hubiera contado nada sobre mí. No sé, ¿crees que he hecho lo correcto?-pregunté en voz alta a mi fiel amigo. Él comenzó a ladrar moviendo la cola sin parar- Eso creo que es un no, ¿verdad?

Recosté mi cabeza en la almohada y sequé mis lágrimas con mis dedos.
"¿Por qué todo me salía mal?", me preguntaba a mí misma. ¿Por qué me pasa algo bueno en la vida y lo estropeo?, será que fue un error habernos conocido. Será que no debería de haber aparecido en aquel parque, ni haberme sonreido, ni haberme hablado. Seguramente, fue una casualidad. Una tonta casualidad, que no debería de haber pasado... Nunca.

{Una semana después}

Pasaron unos cuantos días, y cada vez que lo veía caminar, era algo, no sé, extraño. Lo miraba y mi corazón se paraba de una manera en la que podia oír los látidos con claridad. No sabía lo que me pasaba, pero jamás me había pasado. Él me seguía saludando, con aquella sonrisa que me ponía nerviosa, lo admito. Pero, yo no lo saludaba. Lo sé, soy cobarde. Pero, no puedo. No puedo saludarle como si no hubiera pasado nada, no puedo hacer como si no hubiera quedado como una idiota. Y cómo le grité aquella noche. No lo consigo olvidar.

Ya era el día en el que volveriamos de nuevo a la rutina del instituto. De nuevo, las clases, los libros, los estudios y los deberes. No me encantaba la idea, pero al menos, me distraerían de mis problemas. Desayuné y luego, me vestí, sencilla, y en mi mochila puse los libros que tocaban, gracias al calendario del anterior trimestre. Lavé mis dientes, me cepillé el pelo y me despedí secamente de mi tía.
Llegué al instituto y fuí motivo de algunas miradas, se daban la vuelta para hablar con sus amigos o amigas y reírse. No sabía si sería por mí, pero igualmente, no me importaba. No soy nadie para juzgar a nadie, creo que cada persona tiene una historia que contar, y si supieran la mía, no dirían ni la mitad de lo que dicen ahora.

-Hola Raquel- saludó Valentina. Ella era una compañera de clase, era la que mejor me caía de la clase, pero solía ponerse con las demás niñas de mi clase y dejarme sola. Como solía hacer todo el mundo.
-Hola Valentina-respondí.
-¿Qué tal lo has pasado en las vacaciones?-preguntó ella mirando a todos lados distraída.
-Pues normal, como siempre, ¿y tú?
-Pues yo super bien, he ido de compras con mis amigas unas cuántas veces y mis padres me llevaron a Los Pirineos-me comentó ella. Tenía mucha suerte. Ojalá sepa apreciar la suerte que tiene.
-Me alegro-dije yo intentando llegar a clase. Pero ella interrumpió mi paso.
-¿Y no has conocido todavía a algún chico?-preguntó interesada. Seguro que contaría lo que lleva con su novio Derek, aunque no me emocione mucho aquel tema.
-Pues en verdad, he conocido a un...
-¿Quién es ese?-me interrumpió ella.

De repente, me dí cuenta. Miré a el lado en que los ojos de Valentina lo hacían, y lo ví. ¿Qué hacía él aquí?, me preguntaba. Me miró con una sonrisa traviesa en sus labios y entró a su respectiva clase justo al lado de la mía. No podía creerme que estuviera en el mismo instituto que yo. A ver, de cientos de institutos que hay, ¿elige este?¿En serio?, algunas veces creo que la vida está en mi contra.

-¿Y esa sonrisa?¿Lo conoces?-preguntó ella sonriendome interesada en el tema. Seguro que quería a Zayn como presa de sus encantos.
-Sí, lo conocí hace unos días.
-¿Y qué sois?¿Amigos?
-Sí, supongo.
-Perfecto.
-¿Por qué?
-Nada. Bueno, ¿qué estabas diciendome?
-Nada, una tontería...
-Vale, entremos a clase.

Hicimos lo que ella había dicho, y en pocos segundos ya había encontrado mi sitio. El profesor de Literatura entro por la puerta acompañado de.. ¿Zayn?¿Qué hacía aquí en mi clase?

-Alumnos, os presento a un nuevo alumno de este instituto que estará con vosotros. Espero que sea bien recibido. Se llama Zayn Malik-anunció el profesor.
-Hola Zayn-dijo Valentina con su voz de pija. Sus amigas reían detrás de ella.
-Hola Raquel-me saludó él con la mano. Yo me sumergí en mi asiento siendo víctima de las risas y comentarios de mis compañeros.
-Veo que ya se conocen, ¿no, señorita?-preguntó mi profesor.
-Sí, es un conocido-respondí.
-De acuerdo. Ya puede irse-le ordenó a Zayn. Él salió por la puerta sin mirar atrás.

Las tres primeras horas fueron una tortura. Sinceramente, Literatura, Naturaleza y Matemáticas no eran mi fuerte. Las horas pasaron muy lento y solo quería que llegara la pausa del recreo para descansar. ¿A quién le interesaba lo que era un polinomio?
Salí de la clase en busca de algún asiento libre en el campo o en algún lugar para sentarme mientras bebía un pequeño zumo que me había traído.  De repente, siento una pequeña presencia a mi lado que me asusta.

-¿Con que conocidos, eh?-preguntó aquella voz masculina que tanto me gustaba.
-Así es.
-¿Eso quieres?¿Ser solo conocidos?
-Estamos mejor así, tú a tu lado y yo al mío-respondí.
-No te hagas la dura.
-Lo soy.
-No lo eres, eres débil, solo intentas aparentar ser fuerte para que no puedan hacerte daño. Sé lo que es eso- contestó. Me sorprendió aquella respuesta. ¿Cómo sabía eso?¿Leía mi mente?
-No puedes decir como es o no una persona por su apariencia.
-Te conosco. Aunque creas que no, sé cómo eres, estos días me sirvieron para pensar en lo mucho que has sufrido para comportarte así.
-¿A sí?¿Y qué has pensado?
-Que te ha afectado la muerte de tus padres, que no eres la misma desde que se fueron y que no quieres que nadie lo sepa. ¿He acertado?
-Puede ser-dije. Pero sabía que tenía la razón.
-Sabes que he acertado pero no quieres decirmelo-rió. No sé cómo, pero me contagió la risa y en cuestión de segundos, los dos estabamos riendo.
-Sí, tienes razón.
-¿Y por qué no quieres que lo sepa?
-Por que no quiero que sepas lo que me pasa.
-Pero, ¿por qué?¿Tan malo soy?
-No, no eres malo. Si no que, no estoy lista para contarle a nadie mis sentimientos, ni lo que pienso.
-Entiendo-suspiró.-¿No crees que esto era más fácil que gritarme aquella noche?
-Lo siento de verdad, reaccioné muy rápido sin pensarlo-dije riendo. Él me dedicó una sonrisa. Yo hize lo mismo. Nos quedamos mirando unos instantes, algo que me pareció incómodo, ya que ninguno de los dos sabía que decir.
-Tienes una sonrisa preciosa-dijo. De repente, sonó la campana que significaba otras tres horas de nueva tortura antes de ir a casa.
-Me tengo que ir-dije.
-Adiós-se despidió él. Recogí mi mochila y me dirigí a clase.

Las horas volvieron a pasar, minuto a minuto, segundo a segundo. Estaba pendiente del reloj para salir de una vez. Seguía sin poder creermelo, ¿en serio me había dicho que tenía una sonrisa preciosa?, no me lo creo. Ojalá tuviera una máquina del tiempo y repetir ese momento una y otra vez. Pero, si él supiera lo perfecta que es la suya...
Llegó la hora, me dispuse a salir caminando del instituto hacia mi casa, pero alguien tocó mi hombro y volví la cabeza hacia atrás para ver quién era.

-¿Te acompaño hasta tu casa?-preguntó él. Yo asentí con la cabeza y él me sonrió. ¿Por qué su sonrisa era tan increíble?, supongo que nadie tenía la respuesta a esa pregunta- Odio las clases- dijo intentando sacar tema de conversación.
-Yo también-reí.
-¿Por qué te ríes?
-Porque se vé que no tienes otro tema de conversación.
-A ver, inténta sacar otro tema tú, listilla.
-Pues no sé, ¡Qué buen tiempo hace!-reí sarcásticamente. Él reía a carcajadas por mi estupidez.
-Eres tonta.
-Seguro que saco más nota que tú en todas las asignaturas.
-Imposible.
-¿Apostamos?
-Venga, si gano yo, me debes un beso. Y si ganas tú, me debes un beso-dijo él. Mi sonrisa cambió a una cara sorprendida. ¿Me estaba pidiendo que le bese?-Perdón, no quería molestarte, solo era..
-No, no pasa nada. Esta bien.
-¿Apuestas?
-No.
-¿Por qué?
-Por que de las dos maneras ganas tú-reí.
-Porque no quiero arriesgarme-dijo él. El ruido de los árboles se escuchaba chocando contra los árboles, era hermoso. La luz del sol, hacían que sus ojos brillaran, y mi pelo resplandeciera.
-¿Arriesgarte por qué?
-Por que de verdad, quiero ese beso.