sábado, 3 de mayo de 2014

Capítulo 8: "Te quiero".



 --Narra Zayn--

No quería hacerla daño, ni lo más mínimo, pero se había ido, no sabía a donde, no sabía a donde iría, pero confiaba en que estuviera bien. Porque si le llegara a pasar algo, no sabría cómo seguir sonriendo, porque ella es el único motivo por el que lo hago. Gracias a ella, sé lo que es la "felicidad" desde que mi padre nos dejó.
Si ella supiera que el que había empezado a pegarme fue él, que yo le había hecho caso, que yo no me peleé con él. Si supiera que sus deseos son ordenes y que por una sonrisa suya, sería capaz de bajarle la luna y cada una de las estrellas. Estaba sentado y sentí como alguien detrás mía me empuja hacia adelante y sin esperarmelo, golpea mi cara. Y así, empezó todo.

Corrí por aquella calle con la esperanza de encontrarla por algún lado, en algún semáforo o dentro de algún coche o tienda, pero no había rastro de ella. La había perdido de vista, lo que era raro, ya que había salido justo hace uno o dos minutos, debería estar muy cerca.

-¿Aún buscas a tu princesita, Romeo?-preguntó Alejandro detrás mía.
-Por favor, no tengo nada contra tí, vete de aquí.-pedí.
-Te ayudaré a buscarla.-dijo él con voz seria. ¿En serio me ayudaría? Me da a mí, que detrás de esos ojos verdes y de esos músculos que mostraba, había un corazón sensible. O eso, o entre él y Raquel, hubo o hay algo.
-Gracias.-dije.

Comenzamos a buscar por cada lado de la ciudad, pero no había rastro de ella, me estaba empezando a preocupar demasiado, ¿y si no la encontrabamos? ¿y si le había pasado algo?

-¿Estará en su casa?-
preguntó Alejandro.
-Tiene que volver a clase dentro de unos minutos, dudo que esté allí.
-Es cierto.
-¿Qué hacemos?
-¿Y si miramos si mañana llega a clase? Si no viene, es que ha pasado algo y entonces llamaremos a la policía.
-De acuerdo.
-Rezemos por ella-dijo él.
-Así es.-dije.

Volvimos a clase los dos y cada uno se puso en su respectivo asiento. Estaba aún nervioso, ¿donde estaría? ¿En serio le había afectado tanto que peleara con Alejandro? Daría lo que fuera por haber evitado esa pelea o simplemente, evitado que se fuera de mi lado. A Alejandro se le notaba preocupado también. No sabía el motivo, y eso era uno de los problemas de los que me ocuparía de averiguar en cuanto supiera dónde estaba ella.

Pasaron lentamente las tres horas siguientes y pude salir de allí. Llegué a casa y lo único que hize fue preguntarme donde estaba aquella preciosa princesa de la que tanto estoy notando su asencia. No era posible que necesitara tanto a alguien. Pensaba que a lo mejor estaría de verdad en su casa, habría ido con alguna amiga a su casa...

-Espera.-dije en voz alta sin darme cuenta mirando sorprendido a un punto fijo.
-¿Qué pasa, hijo?-preguntó mi madre sorprendida.
-Mamá, ¿dónde está papá?
-Se quedó en casa, hijo. Pensaba que lo sabías.
-Sí, lo sé, pero, ¿no habrá podido volver aquí?
-¿Por qué preguntas, cariño?
-Una amiga del colegio, hoy en el recreo, se fue al verme pelear con un niño...
-¿Qué peleastes con un chico?-preguntó histérica mi madre.
-Sí, mamá, no importa. Estoy bien. El caso es que se fue y no ha vuelto, no la vemos por ningún lado y sólo se me ocurre...
-Piensas que es tu padre. -terminó la frase mi madre.
-Exacto.
-Cariño, tu padre está lejos de aquí, dudo mucho que haiga vuelto.
-Sabes que siempre ha querido vernos sufrir.
-Lo sé, pero a ver, suponte que la haiga secuestrado. ¿Por qué iba a hacerlo? Debería ser algo que te importase. A no ser que...-supuso ella mirandome. De repente, noté como mis mejillas se enrojecieron.- Oh, cariño, te importa mucho esa chica, ¿no?-se enterneció mi madre.
-Sí, mamá. Por eso necesito encontrarla.
-La encontrarás, hijo. Estoy seguro y cuando la encuentres, me la debes presentar.
-¿Y si no la encuentro?-pregunte.
-No estará muy lejos, si ha salido del colegio, a lo mejor estará en alguna tienda o en su casa, ¿la habéis llamado?
-No tengo su número.
-Bueno, digo yo que alguna amiga debe de tenerlo, si no, ¿sabes donde vive, no?
-Sí, mamá.
-Mira, si mañana no viene a clase, ya veremos lo que haremos, ¿de acuerdo?
-Gracias mamá.-agradecí. Mi madre me entendía, no quería que le pasara lo mismo que a ella en el amor, me ayudaba y se interesaba por las amigas y chicas que aparecían en mi vida, pero desde que apareció ella, ninguna de ellas, podría compararse, ni mucho menos lo que siento por ella. Necesito encontrarla.

--Narra Raquel --

Pasé la noche en aquella vieja habitación, todo era tan oscuro, el olor era a polvo y todo era antiguo, se notaba que hacía tiempo que no veía a esta casa. Tenía tantas ganas de que Zayn entrara por aquella puerta y me encontrara, que me llevara lejos de aquí. Pero sabía que eso era tan imposible como que vinieran unos alienígenas y me llevaran al espacio ahora mismo.
 Sentí unos pasos acercarse hacia la habitación, escuché el ruido del cerrojo de la puerta abrirse y allí estaba, el padre de la persona que más necesito ahora mismo.

-Buenos días.-dijo él.
-No son para nada "buenos".-dije.
-Deja de hacerte la víctima y baja a desayunar.
-Es que soy la víctima, por si no lo has notado soy yo la que está secuestrada.
-Baja a desayunar.-dijo con tono serio.

Así lo hize, baje abajo, sin ánimos. No había dormido en toda la noche, estaba cansada, mis ojeras se notaban a kilómetros. Sentía que esto sólo era el comienzo. Me senté en aquella mesa y tomé aquel vaso de leche.
No conseguía entender por qué después de todo, después de haberme secuestrado, se tomaba la molestia de darme de comer. Lo único que me límite a hacer fue terminar aquel vaso y subir a mi cuarto. No tenía ni idea de lo que haría el resto de días que estaría allí encerrada y menos si pasaría allí encerrada lo que me quedaba de vida. Estaba aún más encerrada de lo normal, y no sabía que hacer. Esto es un infierno.

-- Narra Zayn --

Se hizo de día. Lo noté por aquellos rayos de sol que salían de mi pequeña ventana e impactaban en mi cara. Me levanté rapidamente mirando el reloj, llegaría tarde, necesitaba ver si Raquel había llegado o no al colegio, para saber si debía preocuparme seriamente o no. Me puse la ropa y desayuné rápido. Mi madre estaba trabajando así que debía ir caminando. 

Llegué lo más rápido y entré a clase.

-Ps.-me llamaron. Yo giré mi cabeza para localizar a la persona que me llamaba.- Ps.-volvió a hacerlo. A los pocos segundos siguientes divisé a Alejandro mirandome.
-Alejandro.
-Zayn, ¿alguna señal de ella?
-Ninguna, ¿la has visto llegar?-pregunté.
-No, esperemos al recreo.-dijo él.

Veía como las manillas del reloj pasaban lentamente, segundo a segundo, minuto a minuto, y lo único que pedía era que ella estuviera bien, que estuviera en algún lado a salvo, a salvo de mi padre, a salvo de todo. Sólo quiero estar a su lado. Si ella supiera lo que daría por haber impedido aquella pelea y tenerla aquí a mi lado.

Y sin esperarlo, suena la sirena, que indicaba la hora del recreo. Alejandro y yo nos miramos cómplicesy salimos rápidamente de aquella aula con esperanzas de encontrar a la mujer de mi vida allí a fuera.
Alejandro miró por los baños, yo mire por el campo de fútbol, y no estaba en ningún lado.

-¿A quién buscáis?-preguntó la amiga de Raquel, Valentina, acercandose a mí, lo que hizo que me alejara.
-A Raquel, ¿sabes dónde podría estar?
-La última vez que la ví se iba por la calle de atrás a quien sabe dónde. -rió ella y se acercó más a mí. Me volví a alejar.
-Vale, gracias.-dije y me fuí hacia donde estaba Alejandro.
-No está por ningún lado.-me dijo él.
-Dice Valentina que la última vez la vió por la calle de atrás.
-Tío, a lo mejor está en casa con la tía.
-Dudo que prefiera estar en su casa con su tía.
-Ya-suspiró- Pero, y si no está en el instituto y tampoco está en su casa, ¿dónde podría estar?
-Creo que yo me hago una idea-dije corriendo.
-¿A dónde vas?- preguntó.
-Ahora vengo.-grité para que me escuchara.

Me dirigí a una de estas calles a ver si encontraba lo que buscaba, pero no lo encontraba. Estaba decidido, por primera vez en todos estos años, iba a hacerlo.



-- Narra Raquel --

Estaba aún encerrada en aquella vieja habitación, sin tener ni idea de lo que haría el resto de mi vida, si seguiría allí encerrada o alguien se atrevería a aparecer y rescatarme. Pero sabía que eso era imposible, no pretendía que fuera el mismo cuento de Rapunzel, pero necesitaba que apareciera él.

-¿Qué haces aquí? Te dije que no vinieras.-gritó el padre de Zayn. Aún no sabía su nombre. ¿A quién le estaría gritando? ¿Sería Zayn? Mi corazón comenzó a latir fuertemente y desesperada por saber la respuesta puse mi oído en la puerta.
-No tenía otro sitio a dónde ir.-dijo él. No, no era Zayn, reconocería su voz a kilómetros.
-Vete de mi vista, no quiero verte.-volvió a gritar.
-No tengo a donde ir.-repitió.
-¡Qué te vayas!
-¿Dónde está la chica?
-Arriba, encerrada. Ve con ella, a ver si la diviertes un rato.-dijo. De repente, mi corazón comenzó a latir fuertemente, me hice hacia atrás y me senté en el suelo para que no se dieran cuenta de que estaba escuchando la conversación.
Mis nervios fueron mayores cuando oí el ruido de la manecilla de la puerta abrirse y ví a un chico alto, moreno y sonrisa hermosa.

-Hola.-saludó él. Era bastante guapo.
-Hola.-le devolví el saludo.
-¿Cómo te llamas?-preguntó sentandose en el suelo tras haber cerrado la puerta.
-Creo que eso es lo menos que te interesa ahora.-dije.
-Guapa y con actitud, me encanta.-rió él. Y fue entonces cuando le miré a los ojos, tenía una sonrisa preciosa y seductora. De repente, el corazón comenzó a sonarme fuertemente y creo que no a mí sola, porque de no ser así, no me hubiera mirado de aquella manera.
-Sólo con actitud.
-Y preciosa, también.-dijo él convencido.
-Eso no.
-Oh, venga, sonríe. -pidió.
-¿Por qué quieres que sonría?
-Porque si me pareces hermosa sin sonreír, me imagino cuando lo hagas.-dijo él.
-No le regalo sonrisas a cualquiera.-contesté.
-A ver, ¿y qué tengo que hacer para que me sonrías?
-Sacarme de esta casa.
-Va a ser un poco difícil creo yo.-rió.
-Pues dime, ¿quién eres y por qué estas aquí?
-Soy sobrino de John.
-¿Quién es John?
-El hombre de abajo.
-Espera, ¿eres primo de Zayn?-pregunté.
-Si. ¿Por qué tanto asombro?-no contesté, sólo agaché la cabeza.-Oh, ya entiendo. Tú y él...
-No. -le interrumpí. No quería que se hiciera falsas ideas.
-¿Entonces? ¿De qué lo conoces?
-Está conmigo en el instituto, sólo eso.-me limité a responder.
-¿Sólo eso? Yo creo que ahí hay más que ser compañeros.-dijo él cogiendome del mentón para mirarme mejor. Yo quité su mano de mi barbilla y le miré seria.
-Creo que eso tampoco te interesa.
-Si te pones nerviosa, me das a entender que lo que digo es cierto.-dijo. Tenía razón. Pero, ¿cómo quería que estuviera?
-¿Cómo quieres que esté si sólo sabes hacer preguntas estúpidas?
-Oh, perdón por no preguntarte cuál es tu clase de perro favorito, es que mis preguntas son muy absurdas.-dijo con sarcasmo, haciendo que los dos soltáramos unas carcajadas.
-Lo siento.
-No tienes por qué pedirme perdón.
-¿Qué haces aquí?-pregunté.
-Supongo que escuchastes la conversación tan emotiva que tuve con John, ¿no?-preguntó aún con sarcasmo en sus palabras y yo sonreí después de asentir.
-Sí, no pude evitar escucharla.-admití.
-Pues la verdad, que el nunca me ha aceptado en la familia, tampoco Zayn. Ellos me odian, siempre me han tratado como basura.-explicó. ¿En serio Zayn le odiaba a él? No me esperaba eso de él, no podía ser cierto.
-¿Por qué te odiaban?-pregunté interesada.
-Porque nunca han soportado que quiera arruinarle los planes de secuestro a varias chicas.-dije y solté una carcajada.
-Imposible. Zayn no es de esos chicos.-lo defendí. Sinceramente, lo defendería como si de mi vida se tratase.
-¿No? -soltó una carcajada. -¿En serio te crees aquella charla que te dió John? Todo aquello de que lo maltrataba y que sólo quería quitarle lo que más le importaba en su vida. -volvió a reír irónico.
-Sonó muy convincente, además, ¿por qué me iba a mentir? -pregunté. Entonces fue cuando me hizo dudar, dudar de todo lo que había pasado entre Zayn y yo, todo lo que me había dicho, los momentos en los que su sonrisa era tan sincera, que podía saber lo que le pasaba realmente. ¿En serio era tan buen actor como para engañarme de esta manera?
-Pensarás que será imposible que Zayn haya hecho eso, pero tu forma de pensar puede cambiar en cuánto te diga algo.-se levantó. Le paré agarrándole del brazo y volvió a sentarse.
-Dímelo.
-Piensa que no eres la única chica enamorada de Zayn que ha estado en esta habitación secuestrada.-dijo aquel chico.

Mi corazón se paró. Sentía ganas de escaparme y huir del mundo sin importar cuantas veces chocara contra el suelo. Sólo quería esconderme, de él, de todos, del mundo. ¿En serio Zayn podía haber hecho una cosa así? Engañar a más de una chica, enamorarla... No, no estaba enamorada, es decir, hacerlas sentir bien, protegerlas... Y luego, su padre la secuestra haciendole pensar a cada chica, que la víctima de todo es Zayn.
Ese era su plan desde el principio. Hacerme sufrir. Enamorarme y ... ¡Mierda! Es decir, hacerme sentir la chica más especial del mundo, y esperar un momento perfecto para hacerme sufrir.

Todo lo que una vez dijo, todas las veces que dijo lo mucho que me quería, todo lo que una vez prometió. Todo era una mentira.

-¿Qué ha hecho John con las demás chicas?-pregunté.
-Ya hace tiempo que no secuestran a ninguna. Les he intentado convencer para que dejen de hacerlo, pero, se nota que ellos no conocen los sentimientos de una persona. -dijo él con pena en su rostro.
-No puedo creer que Zayn sea así.-suspiré aguantando las ganas de llorar.
-Ninguna lo creía, todas decían lo mismo, "me decía que me quería, que era la única, que me quería y que era hermosa tal y como soy". Pero lo peor de todo esto, es que se creían las mentiras que él contaba.-Te dejo sola, supongo que querrás estarlo después de esto.-dijo él.
-Aún no sé tu nombre.
-Nash, Nash Grier. 

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