sábado, 3 de mayo de 2014

Capítulo 8: "Te quiero".



 --Narra Zayn--

No quería hacerla daño, ni lo más mínimo, pero se había ido, no sabía a donde, no sabía a donde iría, pero confiaba en que estuviera bien. Porque si le llegara a pasar algo, no sabría cómo seguir sonriendo, porque ella es el único motivo por el que lo hago. Gracias a ella, sé lo que es la "felicidad" desde que mi padre nos dejó.
Si ella supiera que el que había empezado a pegarme fue él, que yo le había hecho caso, que yo no me peleé con él. Si supiera que sus deseos son ordenes y que por una sonrisa suya, sería capaz de bajarle la luna y cada una de las estrellas. Estaba sentado y sentí como alguien detrás mía me empuja hacia adelante y sin esperarmelo, golpea mi cara. Y así, empezó todo.

Corrí por aquella calle con la esperanza de encontrarla por algún lado, en algún semáforo o dentro de algún coche o tienda, pero no había rastro de ella. La había perdido de vista, lo que era raro, ya que había salido justo hace uno o dos minutos, debería estar muy cerca.

-¿Aún buscas a tu princesita, Romeo?-preguntó Alejandro detrás mía.
-Por favor, no tengo nada contra tí, vete de aquí.-pedí.
-Te ayudaré a buscarla.-dijo él con voz seria. ¿En serio me ayudaría? Me da a mí, que detrás de esos ojos verdes y de esos músculos que mostraba, había un corazón sensible. O eso, o entre él y Raquel, hubo o hay algo.
-Gracias.-dije.

Comenzamos a buscar por cada lado de la ciudad, pero no había rastro de ella, me estaba empezando a preocupar demasiado, ¿y si no la encontrabamos? ¿y si le había pasado algo?

-¿Estará en su casa?-
preguntó Alejandro.
-Tiene que volver a clase dentro de unos minutos, dudo que esté allí.
-Es cierto.
-¿Qué hacemos?
-¿Y si miramos si mañana llega a clase? Si no viene, es que ha pasado algo y entonces llamaremos a la policía.
-De acuerdo.
-Rezemos por ella-dijo él.
-Así es.-dije.

Volvimos a clase los dos y cada uno se puso en su respectivo asiento. Estaba aún nervioso, ¿donde estaría? ¿En serio le había afectado tanto que peleara con Alejandro? Daría lo que fuera por haber evitado esa pelea o simplemente, evitado que se fuera de mi lado. A Alejandro se le notaba preocupado también. No sabía el motivo, y eso era uno de los problemas de los que me ocuparía de averiguar en cuanto supiera dónde estaba ella.

Pasaron lentamente las tres horas siguientes y pude salir de allí. Llegué a casa y lo único que hize fue preguntarme donde estaba aquella preciosa princesa de la que tanto estoy notando su asencia. No era posible que necesitara tanto a alguien. Pensaba que a lo mejor estaría de verdad en su casa, habría ido con alguna amiga a su casa...

-Espera.-dije en voz alta sin darme cuenta mirando sorprendido a un punto fijo.
-¿Qué pasa, hijo?-preguntó mi madre sorprendida.
-Mamá, ¿dónde está papá?
-Se quedó en casa, hijo. Pensaba que lo sabías.
-Sí, lo sé, pero, ¿no habrá podido volver aquí?
-¿Por qué preguntas, cariño?
-Una amiga del colegio, hoy en el recreo, se fue al verme pelear con un niño...
-¿Qué peleastes con un chico?-preguntó histérica mi madre.
-Sí, mamá, no importa. Estoy bien. El caso es que se fue y no ha vuelto, no la vemos por ningún lado y sólo se me ocurre...
-Piensas que es tu padre. -terminó la frase mi madre.
-Exacto.
-Cariño, tu padre está lejos de aquí, dudo mucho que haiga vuelto.
-Sabes que siempre ha querido vernos sufrir.
-Lo sé, pero a ver, suponte que la haiga secuestrado. ¿Por qué iba a hacerlo? Debería ser algo que te importase. A no ser que...-supuso ella mirandome. De repente, noté como mis mejillas se enrojecieron.- Oh, cariño, te importa mucho esa chica, ¿no?-se enterneció mi madre.
-Sí, mamá. Por eso necesito encontrarla.
-La encontrarás, hijo. Estoy seguro y cuando la encuentres, me la debes presentar.
-¿Y si no la encuentro?-pregunte.
-No estará muy lejos, si ha salido del colegio, a lo mejor estará en alguna tienda o en su casa, ¿la habéis llamado?
-No tengo su número.
-Bueno, digo yo que alguna amiga debe de tenerlo, si no, ¿sabes donde vive, no?
-Sí, mamá.
-Mira, si mañana no viene a clase, ya veremos lo que haremos, ¿de acuerdo?
-Gracias mamá.-agradecí. Mi madre me entendía, no quería que le pasara lo mismo que a ella en el amor, me ayudaba y se interesaba por las amigas y chicas que aparecían en mi vida, pero desde que apareció ella, ninguna de ellas, podría compararse, ni mucho menos lo que siento por ella. Necesito encontrarla.

--Narra Raquel --

Pasé la noche en aquella vieja habitación, todo era tan oscuro, el olor era a polvo y todo era antiguo, se notaba que hacía tiempo que no veía a esta casa. Tenía tantas ganas de que Zayn entrara por aquella puerta y me encontrara, que me llevara lejos de aquí. Pero sabía que eso era tan imposible como que vinieran unos alienígenas y me llevaran al espacio ahora mismo.
 Sentí unos pasos acercarse hacia la habitación, escuché el ruido del cerrojo de la puerta abrirse y allí estaba, el padre de la persona que más necesito ahora mismo.

-Buenos días.-dijo él.
-No son para nada "buenos".-dije.
-Deja de hacerte la víctima y baja a desayunar.
-Es que soy la víctima, por si no lo has notado soy yo la que está secuestrada.
-Baja a desayunar.-dijo con tono serio.

Así lo hize, baje abajo, sin ánimos. No había dormido en toda la noche, estaba cansada, mis ojeras se notaban a kilómetros. Sentía que esto sólo era el comienzo. Me senté en aquella mesa y tomé aquel vaso de leche.
No conseguía entender por qué después de todo, después de haberme secuestrado, se tomaba la molestia de darme de comer. Lo único que me límite a hacer fue terminar aquel vaso y subir a mi cuarto. No tenía ni idea de lo que haría el resto de días que estaría allí encerrada y menos si pasaría allí encerrada lo que me quedaba de vida. Estaba aún más encerrada de lo normal, y no sabía que hacer. Esto es un infierno.

-- Narra Zayn --

Se hizo de día. Lo noté por aquellos rayos de sol que salían de mi pequeña ventana e impactaban en mi cara. Me levanté rapidamente mirando el reloj, llegaría tarde, necesitaba ver si Raquel había llegado o no al colegio, para saber si debía preocuparme seriamente o no. Me puse la ropa y desayuné rápido. Mi madre estaba trabajando así que debía ir caminando. 

Llegué lo más rápido y entré a clase.

-Ps.-me llamaron. Yo giré mi cabeza para localizar a la persona que me llamaba.- Ps.-volvió a hacerlo. A los pocos segundos siguientes divisé a Alejandro mirandome.
-Alejandro.
-Zayn, ¿alguna señal de ella?
-Ninguna, ¿la has visto llegar?-pregunté.
-No, esperemos al recreo.-dijo él.

Veía como las manillas del reloj pasaban lentamente, segundo a segundo, minuto a minuto, y lo único que pedía era que ella estuviera bien, que estuviera en algún lado a salvo, a salvo de mi padre, a salvo de todo. Sólo quiero estar a su lado. Si ella supiera lo que daría por haber impedido aquella pelea y tenerla aquí a mi lado.

Y sin esperarlo, suena la sirena, que indicaba la hora del recreo. Alejandro y yo nos miramos cómplicesy salimos rápidamente de aquella aula con esperanzas de encontrar a la mujer de mi vida allí a fuera.
Alejandro miró por los baños, yo mire por el campo de fútbol, y no estaba en ningún lado.

-¿A quién buscáis?-preguntó la amiga de Raquel, Valentina, acercandose a mí, lo que hizo que me alejara.
-A Raquel, ¿sabes dónde podría estar?
-La última vez que la ví se iba por la calle de atrás a quien sabe dónde. -rió ella y se acercó más a mí. Me volví a alejar.
-Vale, gracias.-dije y me fuí hacia donde estaba Alejandro.
-No está por ningún lado.-me dijo él.
-Dice Valentina que la última vez la vió por la calle de atrás.
-Tío, a lo mejor está en casa con la tía.
-Dudo que prefiera estar en su casa con su tía.
-Ya-suspiró- Pero, y si no está en el instituto y tampoco está en su casa, ¿dónde podría estar?
-Creo que yo me hago una idea-dije corriendo.
-¿A dónde vas?- preguntó.
-Ahora vengo.-grité para que me escuchara.

Me dirigí a una de estas calles a ver si encontraba lo que buscaba, pero no lo encontraba. Estaba decidido, por primera vez en todos estos años, iba a hacerlo.



-- Narra Raquel --

Estaba aún encerrada en aquella vieja habitación, sin tener ni idea de lo que haría el resto de mi vida, si seguiría allí encerrada o alguien se atrevería a aparecer y rescatarme. Pero sabía que eso era imposible, no pretendía que fuera el mismo cuento de Rapunzel, pero necesitaba que apareciera él.

-¿Qué haces aquí? Te dije que no vinieras.-gritó el padre de Zayn. Aún no sabía su nombre. ¿A quién le estaría gritando? ¿Sería Zayn? Mi corazón comenzó a latir fuertemente y desesperada por saber la respuesta puse mi oído en la puerta.
-No tenía otro sitio a dónde ir.-dijo él. No, no era Zayn, reconocería su voz a kilómetros.
-Vete de mi vista, no quiero verte.-volvió a gritar.
-No tengo a donde ir.-repitió.
-¡Qué te vayas!
-¿Dónde está la chica?
-Arriba, encerrada. Ve con ella, a ver si la diviertes un rato.-dijo. De repente, mi corazón comenzó a latir fuertemente, me hice hacia atrás y me senté en el suelo para que no se dieran cuenta de que estaba escuchando la conversación.
Mis nervios fueron mayores cuando oí el ruido de la manecilla de la puerta abrirse y ví a un chico alto, moreno y sonrisa hermosa.

-Hola.-saludó él. Era bastante guapo.
-Hola.-le devolví el saludo.
-¿Cómo te llamas?-preguntó sentandose en el suelo tras haber cerrado la puerta.
-Creo que eso es lo menos que te interesa ahora.-dije.
-Guapa y con actitud, me encanta.-rió él. Y fue entonces cuando le miré a los ojos, tenía una sonrisa preciosa y seductora. De repente, el corazón comenzó a sonarme fuertemente y creo que no a mí sola, porque de no ser así, no me hubiera mirado de aquella manera.
-Sólo con actitud.
-Y preciosa, también.-dijo él convencido.
-Eso no.
-Oh, venga, sonríe. -pidió.
-¿Por qué quieres que sonría?
-Porque si me pareces hermosa sin sonreír, me imagino cuando lo hagas.-dijo él.
-No le regalo sonrisas a cualquiera.-contesté.
-A ver, ¿y qué tengo que hacer para que me sonrías?
-Sacarme de esta casa.
-Va a ser un poco difícil creo yo.-rió.
-Pues dime, ¿quién eres y por qué estas aquí?
-Soy sobrino de John.
-¿Quién es John?
-El hombre de abajo.
-Espera, ¿eres primo de Zayn?-pregunté.
-Si. ¿Por qué tanto asombro?-no contesté, sólo agaché la cabeza.-Oh, ya entiendo. Tú y él...
-No. -le interrumpí. No quería que se hiciera falsas ideas.
-¿Entonces? ¿De qué lo conoces?
-Está conmigo en el instituto, sólo eso.-me limité a responder.
-¿Sólo eso? Yo creo que ahí hay más que ser compañeros.-dijo él cogiendome del mentón para mirarme mejor. Yo quité su mano de mi barbilla y le miré seria.
-Creo que eso tampoco te interesa.
-Si te pones nerviosa, me das a entender que lo que digo es cierto.-dijo. Tenía razón. Pero, ¿cómo quería que estuviera?
-¿Cómo quieres que esté si sólo sabes hacer preguntas estúpidas?
-Oh, perdón por no preguntarte cuál es tu clase de perro favorito, es que mis preguntas son muy absurdas.-dijo con sarcasmo, haciendo que los dos soltáramos unas carcajadas.
-Lo siento.
-No tienes por qué pedirme perdón.
-¿Qué haces aquí?-pregunté.
-Supongo que escuchastes la conversación tan emotiva que tuve con John, ¿no?-preguntó aún con sarcasmo en sus palabras y yo sonreí después de asentir.
-Sí, no pude evitar escucharla.-admití.
-Pues la verdad, que el nunca me ha aceptado en la familia, tampoco Zayn. Ellos me odian, siempre me han tratado como basura.-explicó. ¿En serio Zayn le odiaba a él? No me esperaba eso de él, no podía ser cierto.
-¿Por qué te odiaban?-pregunté interesada.
-Porque nunca han soportado que quiera arruinarle los planes de secuestro a varias chicas.-dije y solté una carcajada.
-Imposible. Zayn no es de esos chicos.-lo defendí. Sinceramente, lo defendería como si de mi vida se tratase.
-¿No? -soltó una carcajada. -¿En serio te crees aquella charla que te dió John? Todo aquello de que lo maltrataba y que sólo quería quitarle lo que más le importaba en su vida. -volvió a reír irónico.
-Sonó muy convincente, además, ¿por qué me iba a mentir? -pregunté. Entonces fue cuando me hizo dudar, dudar de todo lo que había pasado entre Zayn y yo, todo lo que me había dicho, los momentos en los que su sonrisa era tan sincera, que podía saber lo que le pasaba realmente. ¿En serio era tan buen actor como para engañarme de esta manera?
-Pensarás que será imposible que Zayn haya hecho eso, pero tu forma de pensar puede cambiar en cuánto te diga algo.-se levantó. Le paré agarrándole del brazo y volvió a sentarse.
-Dímelo.
-Piensa que no eres la única chica enamorada de Zayn que ha estado en esta habitación secuestrada.-dijo aquel chico.

Mi corazón se paró. Sentía ganas de escaparme y huir del mundo sin importar cuantas veces chocara contra el suelo. Sólo quería esconderme, de él, de todos, del mundo. ¿En serio Zayn podía haber hecho una cosa así? Engañar a más de una chica, enamorarla... No, no estaba enamorada, es decir, hacerlas sentir bien, protegerlas... Y luego, su padre la secuestra haciendole pensar a cada chica, que la víctima de todo es Zayn.
Ese era su plan desde el principio. Hacerme sufrir. Enamorarme y ... ¡Mierda! Es decir, hacerme sentir la chica más especial del mundo, y esperar un momento perfecto para hacerme sufrir.

Todo lo que una vez dijo, todas las veces que dijo lo mucho que me quería, todo lo que una vez prometió. Todo era una mentira.

-¿Qué ha hecho John con las demás chicas?-pregunté.
-Ya hace tiempo que no secuestran a ninguna. Les he intentado convencer para que dejen de hacerlo, pero, se nota que ellos no conocen los sentimientos de una persona. -dijo él con pena en su rostro.
-No puedo creer que Zayn sea así.-suspiré aguantando las ganas de llorar.
-Ninguna lo creía, todas decían lo mismo, "me decía que me quería, que era la única, que me quería y que era hermosa tal y como soy". Pero lo peor de todo esto, es que se creían las mentiras que él contaba.-Te dejo sola, supongo que querrás estarlo después de esto.-dijo él.
-Aún no sé tu nombre.
-Nash, Nash Grier. 

Capítulo 9: "Te quiero".


Momentos vinieron a la cabeza como si los estuviera viviendolos de nuevo, las palabras rebotaban en mí como piedras y no podía evitar que las lágrimas salieran una a una de mis ojos.

"-¿Eso quieres?¿Ser solo conocidos?
-Estamos mejor así, tú a tu lado y yo al mío-respondí.
-No te hagas la dura.
-Lo soy.
-No lo eres, eres débil, solo intentas aparentar ser fuerte para que no puedan hacerte daño. Sé lo que es eso- contestó."

" Eres tonta.
-Seguro que saco más nota que tú en todas las asignaturas.
-Imposible.
-¿Apostamos?
-Venga, si gano yo, me debes un beso. Y si ganas tú, me debes un beso-dijo él. -Perdón, no quería molestarte, solo era..
-No, no pasa nada. Esta bien.
-¿Apuestas?
-No.
-¿Por qué?
-Por que de las dos maneras ganas tú-reí.
-Porque no quiero arriesgarme-dijo él.

Recuerdo cómo el ruido de los árboles se escuchaba chocando contra los árboles, era hermoso. La luz del sol, hacían que sus ojos brillaran, y mi pelo resplandeciera.

-¿Arriesgarte por qué?
-Por que de verdad, quiero ese beso."


"-No hay nadie perfecto en el mundo.- dije. Pero yo sabía perfectamente que eso era mentira. ¿Y sabéis por qué?, por que hace unas semanas, pensaba justamente eso. Pero luego, me sonrió, y hasta ese momento, ya no sé qué pensar.
-Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
-Sí, lo es. Nadie es perfecto. Todas y cada una de las personas tienen fallos y cometen errores. Es imposible que nadie nunca los cometa. Es algo que ocurre y ya está.
-Pero los fallos y los errores hacen la persona que eres. Y así como eres, eres diferente a las demás.
-¿Eso es malo, no?
-Al contrario. Significa que nunca ví a nadie como tú. Que últimamente lo único en lo que piensan las chicas de hoy es en creerse mejor que las demás cuando en realidad no son nada. Que creen que insultando a las demás personas, son mejores que ellas. Que creen que pueden poner una etiqueta a la vida de las demás personas. Y no es así. Y tú eres diferente, eres tímida, callada. Esa chica que se hace la fuerte, aunque sea más frágil que un jarrón de cristal. Crees que la gente siempre va a intentar romperte. Pero lo que no sabes es que ahí voy a estar yo, para que nadie lo haga. Así que cuando estés cansada, cuando sientas que no puedes más. Cuando creas que nada vale la pena. Aquí estoy yo. Porque nada ni nadie, va a quitarte esa sonrisa, ¿entendido?"



Todos y cada uno de estos momentos que recordaba y que guardaría por siempre, son los que hacían que pensara que todo era mentira, que él era real, que todo lo que habíamos vivido, que todas aquellas palabras eran ciertas, que Dios lo había enviado para que me salvara de mí misma, para que me ayudara a no caer sola.

-Nash, no te vayas.-pedí. Necesitaba a alguien a mi lado ahora mismo.
-¿Quieres que me quede?-preguntó asombrado. Sus ojos azules me ponían tan nerviosa cada vez que me miraban. Yo sólo asentí.
 -Ven.-dijo señalando el sitio que estaba al lado de él en la cama que había. Yo me senté dónde él indicó y me rodeó la cintura con su brazo. Yo apoyé mi cabeza en su pecho y así nos quedamos durante unos minutos, en un gran silencio. Pero no esos silencios incómodos, era bastante agradable. Lo necesitaba.
Pero una lágrima cayó por mi mejilla, y al parecer él lo notó y me miró fijamente.

-No llores, por favor.-pidió.
-No puedo hacer eso.-dije.
-Si puedes, sólo intentalo. Olvida lo que él dijo, lo que él hizo, todo lo malo que hizo el tu vida, todas las mentiras que creíste..
-Entonces, ¿no crees que él vaya a venir rescatarme nunca?-pregunté.
-No creo, cariño. Si te digo la verdad, sabiendo como es mi primo, ahora mismo estará con otra chica, engañandola como hizo contigo.


--Narra Zayn--

Por fin haría algo que nunca creería que volvería a hacer nunca. Me armé de valor y cogí el teléfono que había en la calle, y llamé. Mejor dicho, le llamé. Esperé a que el pitido cesase y cogió el teléfono.

-¿Quién es?-preguntó cabreado. Pensaba que nunca más escucharía su voz, pensaba que nunca más lo volvería a escuchar, jamás. Pero sabía lo que tenía que hacer.
-¿Dónde está?-pregunté.
-¿Dónde está quién? Dime quien eres.-preguntó esta vez molesto.
-Sabes perfectamente quien soy, papá.-contesté y se quedó callado por unos segundos hasta que me arté de esperar a que me contestara, seguramente, no se lo esperaba.- Te he hecho una pregunta.
-Ah, hijo, eres tú.-rió cínicamente. -Si preguntas por la chica, te hecha mucho de menos.
-Quiero que sepas que no vas a hacerme la vida un infierno como lo hiciste cuando era pequeño, porque la encontraré, si, como has oído, la encontraré y a tí también, y pagarás por todo lo que me has hecho.-contesté.
-Si te acercas a nosotros, yo me encargaré personalmente de matarte.-dijo él. Yo ya estaba acostumbrado a aquel tipo de amenazas que provenían de mi padre.
-Podrás matarme, pero deja que ella viva.-pedí.
-Hize bien en secuestrarla a ella.-rió cínicamente.
-¿Por qué lo hiciste?
-Porque sabía que era lo que más te importaba en la vida.- respondió dejandome de piedra mirándo a todos lados por si había alguien escuchando la conversación.
-¿Cómo sabes tú eso?-pregunté.
-Digamos que estos años no he estado tan lejos de tí como tu crees.-rió de nuevo.
-¿Por qué?
-¿Por qué qué?-preguntó sin entender.
-¿Por qué siempre me has querido hacer la vida imposible? ¿Qué te hice? ¿Tanta decepción te dí cuando me viste nacer? ¿En serio fuí para tí una carga para tí todos estos años? - necesitaba preguntarlo, fueron tantas preguntas, pero sentía que por muchos años que pasaran, nunca tendría la respuesta a ninguna. Solamente me limité a oír el pitido que indicaba que la llamada había terminado y con algunas lágrimas en mis ojos colgé el teléfono.

-Sí, lo fuí.-susurré.

-- Narra Raquel --

Desperté gracias a una suave caricia rozar mi mejilla. Abrí los ojos poco a poco y encontré a pocos milímetros de mí sus ojos azules. Esa forma que tenía de mirar, y esa sonrisa que ponía.. Simplemente, lo hace a posta.

-Buenos días preciosa.-me sonrió soltándo aire por la nariz haciendo que me sonrojara. ¿Buenos días? ¿Había dormido toda la noche en su pecho?
-Buenos días.
-¿Cómo has dormido?
-Bien.-sonreí.

"Por que dormí encima de tu pecho, sin nombrar tus marcados abdominales." pensé. No, no era por eso. Bueno, en parte sí. La mayoría. El 80%. Casi el 99%.

-Me alegro.-rió él.
-Supongo que ahora te irás y bueno, pasaré el resto de mi vida aquí, encerrada, sola.-dije.
-No, me quedaré contigo.-dijo.
-¿En serio? John no te dejará.
-No tiene por qué enterarse, además, tendremos tiempo para conocernos mejor. 
-Tienes razón.-reí y me puse nerviosa al ver la poca distancia que quedaba entre nuestros labios.
-Tienes unos ojos preciosos.-dijo- ¿Pero sabes lo que más me gusta de ellos? Que puedo ver lo que pasa a través de ellos, veo como te sientes, y sobre todo, cuando me miras, no veo mi reflejo, lo veo a él.

Me quedé callada por unos segundos y observé como suspiraba y miraba al suelo, sentía la tristeza en todo lo que hacía. Sentía que no mentía, que podía confiarle mi vida y el la protegería como is se tratase de la suya. Ví como se levantaba de la cama y buscaba algo en un ropero.

-¿Qué buscas?-pregunté.  Él simplemente no contestó. Encontró dentro de el como la madera tenía un tablón suelto y lo sacó colocandolo en el suelo. Era como un compartimento secreto. De él sacó una caja pequeña de color azul y me miró mientras la abría.
-Este collar era de mi madre, lo guardé aquí cuando ella murió. Siempre me recuerda a cuando me pedía que se lo pusiera en el cuello cada vez que iba a salir, me recuerda al perfume que se ponía cada tarde, me recuerda a ella. Lo escondí aquí porque sabía que nadie lo encontraría.
-Lo siento mucho, Nash.-dije.
-No lo sientas, no es tu culpa. Sólo quiero que te lo quedes.-pidió. Yo negué rápidamente con la cabeza.- Por favor, sólo quiero que te lo quedes, contigo estará seguro.
-No puedo quedarmelo Nash, es de tu familia.-contesté. Él se acercó hacía a mí.
-Quiero que este precioso collar, lo lleve alguien que es aún más hermoso.-susurro a unos milímetros de mi cuello. Yo no pude evitar sentir un escalofrío por mi espalda.-Date la vuelta.-pidió y yo así lo hice, él apartó mi cabello hacia un lado de mi cuello y colocó el collar perfectamente. Me estremecía cada vez que su mano rozaba con su piel, tan suavemente.

Me giré para verle mejor y él me dedicó una sonrisa. De repente, sentí como se acercaba lentamente hacia mis labios. En unos segundos, la distancia que quedaba entre ellos era de milímetros.

-¿Qué va a pasar?-pregunté interrumpiendo el momento.
-¿Cuándo?-pregunto aún a milímetros de rozar mis labios.
-Cuando te vayas.-terminé la frase.
-Nunca me ire.-contestó.
-¿Cómo estas tan seguro? Si John descubre que aún sigues aquí, nos meteremos en un buen lío. Además, no puedo huir de aquí.-dije.
-Todo estará bien, tranquila.-intentó animarme.
-No, no todo va a estar bien, ¿no lo entiendes?, John puede matarte si te descubre, y no quiero pasar toda mi vida aquí.
-Pero la pasaremos juntos.-dijo él.

Creo que no entendía. No entendía que si no salgo de esta casa, pasaré el resto de mi vida, encerrada. Encerrada en cuatro paredes. Sin saber qué hacer, a donde ir, ni siquiera, qué haré en toda mi vida. Perderé el tiempo de graduarme, de tener un trabajo, de independizarme, de descubrir el mundo por mí sola, mediante mis propios pasos. Perderé el tiempo de encontrar alguien que de verdad me quiera, y con él, formar una familia, juntos. Perderé el tiempo de vivir mi vida.

-Te conosco desde hace menos de un día, ¿y eres capaz de decidir que quieres pasar tu vida a mi lado?-pregunté irónica.
-¿Sabes por qué? -preguntó. Yo negué con la cabeza. Entonces, cogió mi mentón y me miró fijamente. El brillo de sus ojos era único. - Porque me he pasado la vida buscando a la chica perfecta, una chica que me demuestre que no tiene el mínimo interés por sus uñas, por vestir bien o por si la gente la ve guapa o no. Me he pasado buscando a la chica que sepa lo que quiere hacer en la vida sin que su pasado le atormente. Que me demuestre que es capaz de amar de verdad a alguien sin que no sea ella misma o su espejo. Me he pasado la vida diciendome que sería imposible encontrar a alguien así, pero te encontré a tí.-dijo él. Sentí como sus labios habían rozado junto a los míos creando una conección jamás vista. Pero, fue entonces cuando me aparté de él. No podía hacerlo.
-No puedo.-susurré. Él me miró confuso.- Lo siento.
-Lo sabía.-dijo.- Sabía que nunca te ibas a olvidar de Zayn.
-No es por él.

"Sí, es por él" pensé.

-Entonces, ¿por qué es?- preguntó.
-Porque aún no sé nada de tí, no te conosco, sólo te he visto y ya me besas, ¿sabes lo raro que suena eso?
-Lo sé. Pero... Déjalo, no lo entenderías.-acabó la frase.
-Dímelo.-pedí.

Quería saber el por qué. Por qué quería conocerme, saber quien era y mi historia. Quería saber cuánto significaba para él que me acercara más a él y por qué realmente le interesaba tanto. ¿Querría algo de mí? ¿Querría utilizarme o solamente decía la verdad sobre que de verdad había encontrado a la chica que él necesitaba en su vida? Miles de preguntas circulaban por mi mente y no conseguía ninguna respuesta.

-Sé que siempre va a estar él, siempre, en tu mente, en tu corazón, aunque intente borrar todas las mentiras que él te dijo, siempre va a estar lo bien que te hizo sentir esas palabras. Aunque intenté hacer que le olvides, lo único que haré es recordartelo aún más. Y lo peor de todo, es que recordarás todo lo que te dijo, y tú y yo sabemos que todo fue una mentira.-dijo él. Yo solamente, me levanté y me acosté en aquella incómoda cama para intentar dormir. Él sólo suspiró y se sentó en ella. Yo me limité a cerrar los ojos. Esas palabras me habían dolido como una estaca en el corazón. No sabía qué pensar. Todo me daba vueltas, preguntas pasaban por mi mente, y no podía responderlas.

Nash, me ayudó. Me ayudó a comprender la realidad de las cosas. No es fácil asimilar todo lo que él dijo, aún no sabía si era real, si era mentira o si sólo quería ayudarme. Sus palabras fueron tan claras, tan reales. Todo encajaba a la perfección. Sus ojos me decían que todo estaría bien, que decía la verdad. Su sonrisa hacía que creyera en él incluso teniendo los ojos cerrados.

Zayn, me hizo sonreir, me hizo creer en mí, me hizo sentir la persona más feliz de la historia solamente cuando él estaba a mi lado. Siempre me había sentido estúpida, una idiota atrapada en el recuerdo de una niña de siete años. Nunca pude confiar en alguien, en que alguien viniera, se sentara a mi lado y me dirigiera la palabra, pero él lo hizo. Me hizo sonreír, me hizo reír. Después de tantos años, él fue el que me hizo sacar la primera sonrisa de mis labios. Después de tanto tiempo, él fue la única persona que se preocupo por si estaba bien, se preocupó por saber cómo estaba. Él me hizo fuerte y eso nunca lo olvidaré. 

Solo tenía una gran duda, una que me comía la cabeza. Una que aún no tenía respuesta y que me costará mucho responder... ¿Nash o Zayn?